Vuelvo a escribirte, viejo

Vuelvo a escribirte viejo. Una vez más.

Una vez más y un año menos. De fondo, oigo a nuestro Santana querido, ese que sólo tu y yo entendemos. Ese que siempre mejoró tu ánimo con el pasar de los años, y a mi me ofreció una celestial manera de entenderte.

Y nos entendimos pues.

Padre e hijo.

Recuerdo como hurgaba en la guantera de nuestro Hyundai 92' para buscar tus cigarrillos y romperlos cual justiciero pulmonar. Vano esfuerzo con un toque de ironía, ya que hace una semana compartimos música por horas fumándonos una cajetilla de Hamilton. Esos ratos, cuando nos convertimos en dos hombre tan simples y tan absortos por la música que nos envuelve son -en parte- lo mejor que me llevaré de esta vida viajera. Eso y lo que tú y mamá me han podido enseñar.

Para ser exactos: Te quiero viejo...toma estas tres palabras y llévatelas a donde vayas, tenlas guardadas y si es posible invéntale un canción y tararéala. Porque cada vez que parpadeo veo como las cosas a nuestro alrededor se tornan cada vez más frías, el mundo pierda la gracia y la gente ya no se dice nada, ni siquiera un "te quiero".

Yo te quiero, y te apuesto a que tu familia también.

Te miro ahora cuando duermes, y veo cuánto has hecho, cuánto has trabajado por tu familia y cuan grande es el pedazo de cielo al que irás, espero, no muy pronto...

Oye como va, nos dice, oye como van pasando los años. Cierra los ojos y escucha como avanzan los segundos, las horas; el tiempo. Empezaste en el 65' y mírate...

¿Ves?

¿Ves lo que yo veo?

¿Ves lo grandioso que es tu esfuerzo?

¿Ves que admiro el valor que tienes para arremeter contra la vida?.

Tú eres mi héroe papá, eres el de la súper velocidad para llegar a tus 2 trabajos, el de la súper fuerza para martillar y serruchar lo que sea necesario, el del súper ingenio para todas las cosas de la casa y el de la súper inteligencia para hacer tu vida como es. Aún te necesito Geli, siempre. Necesito que me enseñes a construir muchas otras cosas. Pero sobre todo, necesito echarme a tu lado y comprobar que estás conmigo; acurrucarme junto a ti, compartir la almohada donde se ha impregnado tu escencia...y oírte roncar.

[H]

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